Los limpiadores faciales, como su nombre indica, son productos destinados a realizar la limpieza de la piel de nuestro rostro. No deben ser confundidos con los productos desmaquillantes, cuya acción consiste en retirar todos los productos cosméticos que han dado lugar al trabajo de maquillado efectuado.
Por lo general, algunos de estos productos desmaquillantes no suelen llegar a retirar la totalidad del producto aplicado con anterioridad. Ya que parte de este es frecuente que quede retenido en los poros de la piel y en otras zonas poco accesibles.
Las funciones de los limpiadores faciales no solo se limitan a retirar los restos de maquillaje previos, sino que se trata de un cosmético que se aplica tanto en el ámbito del maquillaje como fuera de él. Ya que también elimina las impurezas naturales que genera nuestra piel y permite regular el exceso de grasa producido. Especialmente en la conocida y problemática Zona T (frente y tabique nasal).
La aplicación de limpiadores faciales resulta necesaria en cualquier persona que desee mantener la piel de su rostro en un estado excelente. Tanto si usa maquillaje como si no, ya que ayudan a prevenir el envejecimiento y eliminan los pequeños defectos estéticos como son los puntos negros.
Volviendo al ámbito del maquillaje, el limpiador facial se aplica tras haber utilizado el producto desmaquillante, o bien antes de realizar el trabajo de maquillado. Con ello se consigue que la superficie cutánea sobre la cual se va a trabajar y a aplicar el maquillaje esté limpia, firme y sea capaz de retener con garantías los diferentes cosméticos.
La composición de un limpiador facial va a depender del tipo de producto de que se trate. Ya que existe una notable oferta en cuanto a variedad de productos de este tipo se refiere y, por ello, es importante conocer cada uno de ellos, así como el tipo de piel que se posee para poder elegir el más adecuado a cada persona.
¿Sobre qué tipo de piel se va a aplicar el limpiador?
Un aspecto importante a la hora de escoger un limpiador facial, es conocer el tipo de piel sobre la cual se va a trabajar. En el caso de tener que maquillar a una persona, escoger el producto que ofrezca los mejores resultados.
- Pieles secas: se trata de un tipo de piel con una producción de grasa extremadamente baja, algo que resulta ser una ventaja, pero por otro lado son las más propensas a padecer la aparición de arrugas, descamaciones y grietas, por lo que es fácil que sin un cuidado detallado terminen ofreciendo un aspecto más envejecido del que deberían. Son, por lo tanto, pieles que requieren de mucha y constante hidratación.
- Pieles grasas: nos encontramos, en este caso, en el punto opuesto al tipo de piel anterior. Las pieles grasas generan, como su nombre nos indica, una excesiva cantidad de grasa en la mayoría de la superficie del rostro, ofreciendo con bastante frecuencia un aspecto brillante o ligeramente mojado. Este tipo de pieles requiere una limpieza mucho más continuada que el resto de pieles.
- Pieles mixtas: situadas en el punto intermedio entre las pieles secas y las pieles grasas. Se puede decir que el tipo más habitual de piel o el estándar, la cual genera una cierta cantidad de grasa de manera controlada, y que se considera normal en cualquier persona. Los mayores problemas suelen aparecer en la ya mencionada Zona T, en la cual se produce la mayor secreción de grasa y la mayor aparición de puntos negros, por lo que esta zona será la que mayor atención requiera a la hora de ser limpiada.
- Pieles maduras: En personas que ya cuentan con una cierta edad, la piel sufre una serie de cambios a los cuales se debe atender a la hora de aplicar diferentes productos sobre ella. Por lo general, en personas maduras, la piel tiende a volverse más seca, por lo que se deberá utilizar productos limpiadores muy similares a los recomendados para las pieles secas.
- Pieles sensibles: Por último, independientemente de que una piel sea seca, mixta o grasa, puede presentar un grado de sensibilidad elevado ante la aplicación de cualquier producto mínimamente agresivo, como son los alcoholes y algunos jabones, que se manifestará en forma de enrojecimiento, irritación o ardor. En este tipo de pieles se deben utilizar cosméticos específicos, o bien aquellos poco agresivos en su acción.
¿Cuántas veces al día se usa un limpiador facial?
Para conseguir una limpieza óptima, es imprescindible que encuentres el limpiador facial correcto para tu tipo de piel. La consistencia y el método de aplicación pueden variar muchísimo. Puedes encontrar limpiadores con la textura del agua o densos y cremosos. Algunos debes enjuagarlos mientras que otros puedes aplicarlos sencillamente con un disco de algodón.
La limpieza debe ocurrir dos veces al día: por la mañana y por la noche.
Durante la noche sudamos y nuestros poros expulsan grasa, por eso al despertar nuestra piel está brillante y sucia. Por eso es indispensable comenzar el día eliminado el exceso de grasa, sebo y sudor para refrescar nuestra piel. La limpieza nocturna ayuda a eliminar el maquillaje, la grasa y la suciedad acumulados durante el día. Antes de dormir, elimina la suciedad y los residuos para que tu piel pueda respirar y renovarse durante la noche. La Dra. Madfes recomienda lavar el rostro “con agua tibia y movimientos circulares, desde el centro del rostro hacia afuera”.
Te presentamos nuestra guía de los diferentes tipos de limpiadores faciales que puedes incluir en tu rutina.
¿Cuál es la forma correcta de limpiarse la cara?
- Cuidado al exfoliar: trata tu piel con cuidado y evita frotar con fuerza para no irritar la piel.
- Al secar la piel, hazlo con pequeños toques sobre el rostro con una toalla limpieza.
- Elige bien los productos que vas a utilizar en función de tu tipo de piel.
Consulta nuestro artículo como tener una piel sana si quieres saber más.